La oveja descarriada...

En ocasiones, resulta bastante complejo deshacerse de ciertos patrones establecidos en nuestra mente desde la infancia. Desde que somos pequeños, la sociedad nos inculca que la vida ideal consiste en completar una serie de fases bien estipuladas; 


En primer lugar y desde que somos pequeños, los adultos, esas personas que a nuestra corta edad deberían ser nuestros referentes y que se hallan en nuestro entorno más cercano, principalmente nuestros padres y/o familiares más allegados, nos encomiendan la primera decisión importante en nuestra vida, la cual inexcusablemente, será la clave de tu éxito. ¡Debes elegir unos buenos estudios para elaborar un futuro perfecto!... ¡Vaya presión! ¿Y si elijo mal? ¿Significa que voy a tener una vida de mierda? ¿Y cual es la decisión correcta? ¿Vale elegir profesiones con las que he fantaseado en el algún momento porque su uniforme era chuli? ¿Cómo diantres voy a saber lo que debo elegir?... 


La segunda fase, y siempre que hayas tenido la enorme suerte de elegir bien en tu primera gran decisión (aquellos que lo hayan tenido claro tras terminar sus estudios primarios y no se hayan equivocado, quedan oficialmente establecidos en este momento como mis ídolos), una vez finalizada la fase estudio, toca tomar contacto con el mundo laboral, con el objetivo de conseguir ese “buen trabajo que te aporte seguridad, estabilidad y una buena jubilación” del que tanto nos han hablado… Podríamos comentar cientos de puntualizaciones relacionadas con esta fase… desde aquellos que nunca encuentran ese trabajo relacionado con los estudios realizados, años de carreras que terminan frustrados detrás de una barra de bar, horas extras no recompensadas, falta de compañerismo y un largo etcétera que podríamos añadir, aunque bajo mi punto de vista, las situaciones más delicadas en modo resumen serían, terminar en un trabajo en el que no eres feliz o un trabajo en el que “vives para trabajar en vez de trabajar para vivir”... 


Cuando ya contamos con trabajo estable, entra en acción el siguiente gran tópico… la casa de tus sueños!! o en su defecto, la que el banco acceda concederte la hipoteca… ¡”MI” casa! (No quiero meter a todo el mundo en el mismo saco ni mucho menos, pero ¿Quién no ha pensado en algún momento tener esa posesión?) 


En conjunto con cualquiera de las anteriores etapas o no, está el tema del amor. Hallada la persona con la que deseamos compartir el resto de nuestra vida, por lo general, toca buscar anillo, flores, compromiso y boda.. (otro tópico). En consecuencia de ello, la siguiente fase, es formar esa idílica familia feliz, es decir, “llamar a la cigueña…” (Por supuesto, que al ser seres sociales, todos soñamos con tener un compañero en el viaje de la vida, aunque no hubiera estado nada mal que nos enseñaran previamente a amarnos a nosotros mismos, y así evitar que nadie nos ame menos de lo que nosotros mismos nos amamos y por tanto, compartir una mejor versión nuestra).


Y por último, después de haber seleccionado los estudios perfectos que nos lleven a conseguir un buen trabajo, después de conseguir el amor, casarte y formar una familia, y cuando hayan pasado los años oportunos, tocará disfrutar de la ansiada jubilación y entonces, comenzar a viajar y vivir…


¿Saben que les digo a esa sociedad que ha tratado de vendernos este plan de vida idílico? ¡¡¡¡¡¡Vaya mierda de plan!!!!!! 


Pero, ¿Qué pasa cuando un día decides romper ese ciclo, no ser parte de esa rueda, y por lo tanto, no aceptar ese estilo de vida idílica? Supongo que debe ser en ese preciso instante en el que decides romper con los patrones sociales, el punto en el que pasas a convertirte en la “oveja negra” o el “bicho raro”... 


Puede que por momentos te sientas constantemente señalado, como si estuvieras cometiendo un gran pecado, como si fueras una oveja descarriada que se dirige “ciega hacia el borde de un abismo… ¿pero que haces? ¿estás loca? ¡Ese no es un buen plan! ¡Te estás equivocando!


A la vez, comienzas a convertirte en el peor de tus enemigos, ya que por instantes, sientes que es inevitable acceder a creer que “esas sugerencias” pueden ser ciertas, y por tanto, todos los pensamientos y acciones opuestas a lo que te han enseñado o aconsejado, pueden ser realmente algo malo…


Hemos ido almacenando en nuestra mente, pensamientos e ideas, en su mayoría inculcadas por nuestro entorno, que llegado un momento, están tan arraigadas a nosotros, que el día que comenzamos a “tomar acciones” contradictorias a esos pensamientos e ideas, nos boicoteamos a nosotros mismos, intentando hacernos creer que hemos cometido “el gran error de nuestra vida…”


Es en ese instante cuando toca afrontar que hay que despedirse de ese estado de “seguridad y estabilidad” que nos aporta el “plan de vida idílica” que nos han vendido, para comenzar a concedernos la libertad de gestionar lo que realmente deseamos, no solo en nuestros pensamientos, si no en nuestras acciones. Y sí! Lo sé!… da algo de miedo…


Es ahora cuando toca aprender a “desaprender”, una tarea que resulta altamente complicada… requiere desmenuzar nuestros conceptos aprendidos, y a partir de ahí, seleccionar cuáles conservar, modificar, incluir o eliminar, y entonces, comenzar a construir… uauuu!!! Suena bastante complejo ¿no?. Sin duda, una tarea que requiere pasar una gran cantidad de tiempo con uno mismo… Ah! No! Olvidaba que eso tampoco suele formar parte del plan de estudio social y políticamente establecido…


Puede que no sea fácil, pero nunca es imposible. Al fin y al cabo, los límites los establecemos nosotros mismos, ya sea por el boicot hacia nuestra propia persona, o por darle ese poder a otros. 


Es momento de autoconocerse… Es momento de reconstruirse… Es momento de perder el miedo… 


Bienvenida a la remodelación de la mejor versión de mi misma…


Comentarios

  1. "Aprender a desaprender" me quedo con esa frase xq esa es la fase en la que me encuentro ahora mismo. Desde el principio del texto hasta que se menciona esa frase me siento totalmente identificada. De esa frase hasta el final es mi propósito y nuevo "plan" a cumplir. Gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bienvenida al club preciosa. Nunca es tarde para reencontrarse con uno mismo y predisponerse a nuevas etapas desconocidas, que, aunque generen miedos, probablemente sea lo mejor que nos puede ocurrir.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Crónicas de un año para el renacimiento...

¡Que viva la mierda!